Mario Torre
Desde 1998, el
voto para las elecciones de autoridades en Venezuela es automatizado, el cual surgió
de una importante presión de la sociedad civil plasmada en la Ley Orgánica del
Sufragio y Participación Política, aprobada en 1997. El artículo 154 de la ley
indica claramente: “el proceso de votación, escrutinio, totalización y
adjudicación será totalmente automatizado”.
Este cambio en
la forma como el voto de los electores es registrado y contabilizado no es
exclusivo de nuestro país. Muchos países han adoptado el voto automatizado. En
Latinoamérica, Brasil ha sido vanguardia en este aspecto, implantando el voto
electrónico desde 1984. En las recientes elecciones presidenciales en los
Estados Unidos, 62% de los electores votaron con máquinas de votación
electrónica, y 99.5% de los votos fueron contados utilizando sistemas
electrónicos[1].
Sin embargo, otros países no lo hacen así. En Alemania, la Corte Constitucional
Federal declaró inconstitucional el uso de “aparatos electorales orientados por
computador” en la votación y el escrutinio (Sentencia del Segundo Senado, 3 de
marzo de 2009)[2].
En primer
lugar, podemos establecer que todo sistema de votación (manual o electrónico)
debe proporcionar las siguientes garantías:
a) Respeto a la selección del votante: El Sistema
debe contabilizar correctamente la selección del elector.
b) Asegurar secreto del voto: La selección
realizada por el votante es secreta, y no debe ser relacionada con su
identidad.
c) Debe ser de fácil operación, a fin de que el
elector pueda ejercer su derecho con comodidad y mínimo esfuerzo, aun en
condiciones de discapacidad.
d) No debe permitir la coacción ni otra forma de
intromisión.
e) Asegurar que un elector emita su voto una sola
vez: No debe permitir que una persona no habilitada para votar lo haga o usurpe
la identidad de otra
f) Debe realizar el conteo exacto de todas las
opciones seleccionadas por los electores.
g) Debe proporcionar el escrutinio dentro del mínimo tiempo posible.
h) Debe ser seguro: incorporar mecanismos que
impidan la alteración de resultados, o que estos sean detectados si ocurren.
i) Debe ser auditable, a través de evidencias
verificables que puedan garantizar que
funciona correctamente, dentro de los parámetros previstos en la ley.
En el voto
manual, el elector simplemente marca su selección en una boleta o forma, con un
lápiz, marcador o sello. El escrutinio se realiza mediante el conteo manual de
cada una de estas boletas, ya marcadas, después del cierre de la mesa de votación. Este conteo es realizado por los miembros de
mesa, y observado por los testigos acreditados para presenciar el acto.
Generalmente, el acto de escrutinio es un acto público. Después de finalizar el
escrutinio, los resultados son transcritos, manualmente, a un acta, en donde se
refleja el conteo de votos de cada uno de los candidatos que estaban en
competencia para cada cargo, en esa mesa. Todas las actas, provenientes de las
mesas de votación, son llevadas a centros del organismo electoral en los distintos
niveles: distrital, municipal y estatal. En cada nivel, se realiza un
escrutinio parcial de resultados, que son posteriormente transportados al nivel
inmediatamente superior. Finalmente, los escrutinios estatales son consolidados
nacionalmente, de donde se obtiene los resultados totales definitivos.
En el voto
manual, la transmisión de la información electoral pasa, de las boletas
marcadas por los votantes, a las actas, y a la consolidación de estas actas en
los niveles municipal, estatal y nacional, todo mediante el movimiento físico
de formatos que son transcritos por miembros de mesa, por miembros de juntas
electorales (municipales, regionales y nacionales) y por funcionarios del
organismo electoral. Los votos son contados,
transcritos, sumados, por múltiples personas que intervienen en el proceso de
conteo, escrutinio y obtención de resultados.
En el voto
electrónico, el elector se enfrenta, en esencia, a un computador. Éste le
presenta, a través de una pantalla táctil (en la mayoría de los casos), los
distintos candidatos u opciones en competencia, a fin de que el votante haga,
tocando esta pantalla, la selección de su interés. Tan pronto como el elector
finaliza su elección, la máquina registra en memoria el voto emitido,
asegurándose que tal registro se realiza sin guardar secuencia alguna, y que el
mismo no se asocia con la identidad del elector que lo emitió. En muchos casos (como en el caso de los equipos utilizados en
Venezuela), el equipo imprime un comprobante, el cual refleja la selección
realizada por el votante. Este comprobante es depositado por el mismo votante
en una urna o caja de resguardo.
A diferencia
del voto manual, en la máquina electrónica los votos son registrados y contados digitalmente a través
de su programa de aplicación, que se ejecuta dentro de esta misma máquina. Es la máquina de votación la que realiza el
escrutinio, contando con exactitud cada uno de los votos electrónicos
almacenados en su memoria. No hay conteo físico de votos. Al final del
escrutinio, imprime un acta que muestra claramente los resultados de tal
conteo, a fin de que los miembros de mesa puedan constatarlo y anunciarlo
públicamente. En aquellas máquinas de votación que imprimen un comprobante,
éstos se depositan en la caja de resguardo, y su conteo debe coincidir con la
información impresa en el acta. Copias de las actas de escrutinio se entregan a
los testigos presentes.
Después del
escrutinio, la máquina de votación transmite los resultados del acta a un
centro de cómputo o de totalización. Esta transmisión se realiza utilizando
algoritmos de seguridad para la protección de los datos que se transmiten, y
para impedir que éstos puedan ser cambiados durante el tiempo de transmisión.
Es este centro de totalización, por medio de computadores, el que suma todas
las actas, y el que finalmente genera un boletín de resultados. En muchos
casos, como Venezuela, no hay conteos distritales, municipales o estatales de
las actas. Todas ellas se cuentan en un único punto del sistema, que es
precisamente el centro de totalización. El centro de totalización publica los
resultados (por mesa), los cuales pueden ser revisados y cotejados por los
testigos, quienes tienen copias de las actas generadas por las máquinas de
votación durante el escrutinio local.
En el sistema
de voto electrónico, el escrutinio en la mesa, la transmisión de la información
y la generación del boletín final no depende de personas. Todo lo hacen
computadores, tanto en la mesa, como en el centro de totalización.
¿Cuál de los
dos sistemas es el más seguro? ¿El sistema de votación manual o el
automatizado? Resulta evidente que el
sistema de voto manual tiene una gran ventaja: es fácilmente entendible por
cualquier persona. Es un acto simple de contar boletas o papeletas, y reflejar
tales cuentas en una hoja de papel. También es fácilmente auditable: los
testigos pueden observar el conteo de las boletas y cómo los resultados son
transcritos en las actas. Una de sus desventajas es el tiempo para ofrecer
resultados: dado que debe hacerse el conteo en todos los niveles de la
jerarquía estatal, el tiempo para finalmente obtener resultados definitivos a
nivel nacional puede tomarse días. En aquellos países con sistema de votación manual, los primeros resultados
son producto de conteos rápidos basados en métodos estadísticos.
Debilidades del Voto
Manual
Pero, más allá
de sus ventajas o desventajas, el sistema de voto manual tiene una debilidad
fundamental: no puede garantizar que el voto emitido por el votante sea preservado
y que llegue a ser sumado en los resultados. En el voto manual, no se puede asegurar que las actas, que se
llenan manualmente, reflejen exactamente la cantidad de votos que fueron
realmente emitidos en una mesa.
En otras
palabras, el conteo de votos y su transcripción al acta será fidedigna en la
medida en que estén presentes testigos de todas las organizaciones políticas o
de los candidatos que están compitiendo en la contienda electoral en tal mesa.
Si tan solo uno de ellos no está presente, los votos obtenidos por la opción
sin testigos pueden ser fácilmente sumados a otras opciones, o simplemente
“desaparecidos”, por conveniencia o negociación entre los miembros de mesa y
los testigos presentes. Este comportamiento, que en ciertos países puede ser
impensable, es muy común en Venezuela, acuñándose la famosa frase “Acta mata
voto”.
En el sistema
de voto manual, más allá de lo que ocurre en la mesa, las actas son
posteriormente sumadas en los centros de conteo municipales y estatales, en
donde, también la ausencia de testigos de algunas toldas políticas hacía que
los votos obtenidos por tales toldas fueran “transferidos” a otras opciones o
candidatos. Los votos emitidos a los partidos o candidatos que eran incapaces
de tener testigos en todas las mesas, y en las juntas municipales o
regionales, en muchos casos eran
simplemente escamoteados, sin que hubiera forma de evitarlo.
El sistema de
voto manual no posee un mecanismo adecuado para asegurar la preservación de la
voluntad del elector, o sea su voto, a través de todo el recorrido que este
voto hace desde la mesa de votación hasta el boletín de resultados. Además, los
errores humanos de cálculo y transcripción aparecen con demasiada frecuencia
bajo este sistema. Es importante destacar que el voto manual es considerado
confiable únicamente en aquellos países con una cultura política en que la
honestidad es un valor profundamente arraigado.
Este problema
con el voto manual fue endémico en nuestro país por muchos años, y fue la
principal razón por la que, en 1997, se aprobara la Ley de Sufragio antes
referida, obligando a la adopción del voto automatizado.
En el voto
electrónico, en cambio, se preserva la voluntad del elector, desde la emisión
del voto, hasta el resultado en el boletín de totalización, siempre que el
sistema esté implementado bajo técnicas de alta seguridad de datos, y que todos
los programas y componentes sean previa y adecuadamente auditados. El
transporte de ese voto, independiente de la organización política a la que pertenezca,
e independiente a la presencia de sus testigos en cualquiera de las fases de
escrutinio del sistema, está garantizado por el mismo sistema. Además, tiene una ventaja muy importante: el
resultado oficial definitivo de cualquier elección puede ser notificado al
público en pocas horas. A esto se le añade la facilidad con que el elector
puede emitir su voto, aun en condiciones de discapacidad.
Debilidades del Voto Electrónico
El voto
electrónico, no obstante, cuenta con una debilidad: desconfianza. En el voto
electrónico, a diferencia del voto manual, el elector común no entiende
exactamente qué es lo que pasa: el voto es almacenado digitalmente, contado y
transmitido de un computador (máquina de votación) a otro (centro de
totalización) sin que nadie pueda “ver el proceso”. Esta aparente “falta de
transparencia” hace que muchos electores sientan temor por cuál es el destino
que finalmente tiene su voto. A esto se añade el hecho de que, dado que se
están utilizando medios computacionales, los electores temen que estos sistemas
sean adulterados por “hackers” que pueden cambiar los resultados. En el caso de
Venezuela, se añade la desconfianza que tiene un buen porcentaje de electores en
el Consejo Nacional Electoral (CNE), que es el ente operador y administrador
del sistema de voto electrónico.
Sin embargo, en
Venezuela el voto electrónico ha demostrado ser mucho más confiable, y más
seguro que el voto manual. Las razones que soportan esta aseveración son las
siguientes:
a) Todo el
sistema de voto electrónico, incluyendo máquinas de votación, sistema de
telecomunicaciones y centro de totalización es sometido a una serie de
auditorías técnicas, realizadas por técnicos acreditados por las organizaciones
políticas. Existen profesionales y técnicos venezolanos que se dedican a esta labor
específica, y revisan exhaustivamente cada programa de aplicación, cada
componente y la configuración de cada equipo que interviene en el sistema.
Están presentes en todo el proceso de
configuración y programación de cada una de las máquinas de votación que
se usan en cada evento electoral, y son
testigos en el centro de totalización el día de las elecciones.
Las auditorías
de programas de las máquinas de votación antes de la producción, y durante
auditoría de producción y pre-despacho, así como la auditoría de los programas
de totalización y de la infraestructura
de transmisión, han permitido verificar que el sistema de votación desarrollado
preserva todas las características de un sistema seguro. Complementario con lo
anterior, estos auditores, conjuntamente con el organismo electoral y en
presencia de observadores nacionales e internacionales, también realizan, días
después de culminado el evento electoral, una auditoría de mesas escogidas al
azar. En cada una de estas mesas, se revisa que las boletas impresas en las
cajas de resguardo coincidan con los resultados en las actas.
Todas estas
actividades se realizan, una y otra vez, antes de cada evento electoral. Los
auditores siempre han podido comprobar que el sistema de voto electrónico
cumple con los requisitos de confiabilidad, exactitud y seguridad requeridos
para la elección.
b) A pesar de
la rigurosidad de las auditorías, es posible que alguien piense que se pueden
cambiar las máquinas en el camino después de producidas y ser utilizadas el día
de la elección. Por esta razón, se le pide a los ciudadanos, miembros de mesa y
testigos que verifiquen el riguroso cumplimiento de ciertas condiciones
mínimas, tales como la impresión del voto y revisión por el elector, la
desconexión de la máquina de la línea de trasmisión durante toda la elección, y
la impresión del acta al cerrar la mesa. Además, al final del cierre de todas
las mesas de un centro de votación, se realiza la Verificación Ciudadana,
cuando los miembros de mesa, en presencia de testigos, seleccionan
aleatoriamente un porcentaje de mesas (54% a nivel nacional) cuyas cajas de
resguardo son abiertas, sus comprobantes contados y los resultados obtenidos
comparados contra el acta de escrutinio impreso por la máquina de votación de
las mesas correspondientes. En todas las verificaciones ciudadanas realizadas
hasta este momento no se ha encontrado diferencias entre las actas impresas y
el contenido de las cajas pero se debe insistir en la importancia de que la
misma se realice.
Las auditorías
técnicas, realizadas antes, durante y después del evento electoral son la forma
de asegurar que el sistema funciona adecuadamente, dentro de los cánones de
seguridad en el procesamiento y transmisión de información electoral, y que se
preserva la voluntad del elector y el secreto del voto. Es por ello que deben
hacerse siempre, para cada elección. Pero, adicionalmente a estos
procedimientos tecnológicos, la Verificación Ciudadana consiste en una garantía
adicional, porque permite a los electores, testigos, miembros de mesa y a las
organizaciones políticas garantizar la auditabilidad
y trazabilidad (capacidad de seguir
rastro o pista del voto) del sistema de votación y de los resultados que de
este sistema se obtienen.
En conclusión,
cada sistema de votación tiene sus ventajas y desventajas, dependiendo del país
en donde éstos sean utilizados. Cada nación tiene problemas y situaciones muy
específicas que hacen que uno u otro sistema puedan ser utilizados. Hay muchos
países que han adoptado el voto electrónico, otros han preferido mantener el
voto manual. Pero es importante destacar que la realidad de un país, como puede
ser Alemania, en la que difícilmente se concibe que un ciudadano pueda alterar
el contenido de un acta manual, es distinto a la realidad de otro país, en el
que el dicho “acta mata voto” era una práctica muy común, como es el caso de
Venezuela. En esta situación concreta, hay fundadas razones para afirmar que el
voto electrónico es el que mejor asegura y preserva la voluntad popular.
[1] Key Facts for 2012 | Verified Voting, https://www.verifiedvoting.org/key-facts-2012/
[2] Federal Constitutional Court, http://www.bverfg.de/pressemitteilungen/bvg09-019en.html