domingo, 19 de mayo de 2013

LA USURPACIÓN DE IDENTIDAD EN EL SISTEMA ELECTORAL AUTOMATIZADO CON EL SISTEMA DE AUTENTICACIÓN INTEGRAL (SAI) DEL CNE


Miguel Cañas

Resumen
Un sistema electoral, por perfecto que sea, está sujeto a tres tipos de fraude que dependen del comportamiento humano: Coacción o sustitución del elector en el momento de seleccionar el voto; intimidación al elector para que no asista a votar en centros adversos; y usurpación de identidad. Las dos primeras son muy difíciles de probar a menos que el propio elector las denuncie. Para la tercera, se puede usurpar la identidad presentando un documento de identidad falso o, si hay complicidad en la mesa de votación, simplemente revisando el cuaderno de votación al final de la jornada electoral y votar por aquellos electores que no asistieron a ejercer su derecho al voto. El CNE, en un intento por minimizar el fraude por usurpación de identidad, incorporó un captahuellas a la Máquina de Votación el cual, por sí solo, no impide dicha usurpación pero registra las huellas de los electores que acuden a votar, de manera que, un análisis posterior y el castigo de aquellos que incurren en este tipo de delito, sí puede ayudar a resolver el problema. Si el CNE no hace el análisis de huellas, o no permite que los partidos opositores la hagan, entonces se estaría demostrando que el captahuellas se incorporó a la Máquina de Votación solo para amedrentar a los electores opositores vulnerables (empleados de gobierno, beneficiarios de misiones, etc).


En Mayo de 2011 el CNE anunció que la Plataforma Informática Electoral incluiría en la Máquina de Votación el Cuaderno de Votación Electrónico y la captahuellas de manera de asegurar un-elector-un-voto. El CNE realizó una enorme inversión en tiempo, recursos humanos y sobre todo una inmensa cantidad de fondos públicos, rediseñando todo el sistema de voto electrónico, a fin de incluir esta nueva capacidad de autenticación del elector.

Este sistema soñado nunca llegó a materializarse y lo que al final se logró fue crear un sistema con un alto grado de intimidación y sospechas de que se hacía para violar el secreto del voto. Después un año de trabajo, finalmente el CNE permitió ver lo que había desarrollado, en la oportunidad de las auditorías técnicas correspondientes a la elección Presidencial del 7O 2012, y se pudo comprobar que la integración de la captahuellas a la máquina de votación no impedía que una persona, electora o no de una mesa, pudiera votar varias veces.

Durante dichas auditorías se pudo comprobar que el nuevo sistema preservaba sus características principales:
a) Respeto a la voluntad del elector.
b) Impresión de acta en cero.
b) Exactitud en su escrutinio.
c) Impresión de acta de escrutinio automáticamente al cerrar la mesa.
d) Impide la transmisión de resultados antes de imprimir el acta.
e) Se preserva el secreto del voto.

Sin embargo, la tan soñada y cacareada característica de un-elector-un-voto no se cumplió debido a que un alto porcentaje de electores, mayor al 10%, no podía ser comparado exitosamente a su propia huella, sumado al hecho de que el 8% de los electores no poseían una huella digitalizada con calidad suficiente para ser utilizada en un sistema electrónico.

Al final del día, la máquina de votación que incorpora el Sistema de Autenticación Integral (SAI) permite votar a toda persona, elector o no de la mesa, inscrito o no en el RE, independiente de que tenga o no huellas almacenadas en la máquina o que la huella real de su dedo sea autenticada exitosamente contra la huella almacenada. Lo que sí hace la máquina con SAI es evitar que, en una misma máquina, un elector que ya haya votado pueda votar de nuevo con la misma huella. Siempre puede volver a hacerlo en la misma máquina con una huella de los dedos restantes de la mano, siempre que no sea su otro dedo pulgar. Igualmente, un elector puede votar en diferentes máquinas del mismo o diferente centro. Si el elector no posee miembros superiores el Presidente de la mesa autoriza a votar al elector utilizando una clave y colocando su propia huella. En cada caso, la forma en que la huella fue autenticada, a saber: Coincide, No Coincide, Sin Huellas Almacenadas, Sin Miembros Superiores, se almacena en la memoria de la máquina y al cierre de la elección se transmiten al CNE. Estas incidencias, al igual que la huella capturada, también son almacenadas en la máquina para futuro uso. Vale la pena reiterar que durante las auditorías se demostró que no existe relación entre el voto y la huella o incidencias por lo que se preserva el secreto del voto.

La pregunta que se hará el lector es ¿Porqué el CNE impuso el captahuellas integrado a la Máquina de Votación, o SAI, si no garantiza un-elector-un-voto tal como lo ofreció originalmente? La respuesta más sencilla e inmediata es que se quería intimidar al elector sobre el secreto del voto y, además, la incertidumbre que produce en muchas personas el uso de este sofisticado sistema electoral, hace que pidan o requieran de ayuda para votar, dando oportunidad a que muchos electores puedan ser coaccionados en el momento de votar. Sin embargo, como se dijo anteriormente, el sistema almacena todas las incidencias y huellas capturadas durante la autenticación, pudiendo poner en evidencia un posible fraude electoral por usurpación de identidad en aquellas mesas con incidencias mayor de lo normal. Un análisis posterior de las huellas podría determinar inequívocamente quiénes votaron usurpando identidad y ser enjuiciados por este delito electoral. Hasta el momento no se sabe si el CNE ha procedido a aplicar la Ley por este tipo de delito electoral. Si lo hiciera, el delito por usurpación de identidad desapareciera o fuera mínimo.

Después de todo, si descartamos la intimidación sobre el secreto del voto, el Sistema Electoral con el SAI tiene ventajas que deben ser analizadas seriamente. Para poder apreciar las ventajas de un sistema con cuaderno electrónico y captahuellas incorporado, es útil hacer una simple comparación con sistemas manuales o electrónicos sin captahuellas. Un sistema manual permite votar a cualquier persona sin otra limitación, en el caso venezolano, que la de presentar la cédula de identidad para poder ser ubicado en el cuaderno de votación. Es muy difícil asegurar que una persona es o no la misma de la cédula, salvo en casos extremos, hombre por mujer, joven por anciano, etc. Ahora bien, si en un centro electoral hay testigos de un solo candidato y los miembros de mesa no lo impiden, el sistema manual permite llenar el acta adjudicando todos los votos de la mesa a un solo candidato y, si se tiene cuidado con llenar las papeletas correspondientes y meterlas en la caja de resguardo o urna electoral y rellenar el cuaderno de votación con firmas y huellas falsas, no hay manera de poder probar a ojo este tipo de fraude, a menos que el cuaderno se someta al estudio de grafólogos y dactiloscopistas entrenados a tal fin. Esto es lo que se denomina popularmente como acta-mata-voto, una de las principales debilidades de  los sistemas de votación manuales, mientras que un sistema electrónico como el venezolano no permite que se modifique el acta una vez impresa.

En el caso de un sistema electrónico automático como el utilizado por el CNE desde el Referendo Revocatorio del 2004 hasta las elecciones Parlamentarias del 2010, como se dijo antes, no permitía el acta-mata-voto pero, cualquier persona que contara con la complicidad de testigos y miembros de mesa, podía meter todos los votos de una máquina de votación, inclusive, sin saber las cédulas de los electores. Solo bastaba apretar el botón que activa la máquina tantas veces como electores pertenezcan a la mesa. Este sistema, como lo conocimos hasta el 2010, se podía votar a razón de 3 votos por minuto, con lo cual a una máquina con un mayor número de electores (600), se podían meter todos los votos en menos de 4 horas. Si todas las boletas impresas se introducían en la caja de resguardo o urna electoral y se tenía cuidado de rellenar el cuaderno electoral con firmas y huellas, era prácticamente imposible demostrar el fraude a ojo. Solo expertos grafólogos y dactiloscopistas podrían detectar este tipo de fraude revisando detalladamente el cuaderno de votación. Para una persona sin entrenamiento sería muy difícil asegurar que una firma es plana o que una huella no coincide con la del elector. Esto último no debe ser excusa para que el CNE se niegue a que los cuadernos se revisen con todo detalle durante las auditorías posteriores pues, a simple ojo, se pueden comprobar si electores de los que se posea partida de defunción aparecen votando al igual que electores homónimos, o si la cantidad de votantes del cuaderno no coincide con la cantidad de votantes del acta de escrutinio y comprobantes de voto en la caja de resguardo.

El nuevo sistema electoral automatizado del CNE con el cuaderno electrónico y captahuellas incorporado, SAI, tiene la particularidad que para activar la máquina se requiere de una huella, legítima o no. La única limitación es que esa misma huella no haya sido usada antes en la misma máquina. La huella puede ser de cualquiera de los dedos de las dos manos. Si un elector legítimo vota en una máquina debe presentar el dedo pulgar indicado por el operador según se indica en la pantalla del SAI. Si el elector presenta otro dedo cuya huella no esté registrada también puede votar. No hay manera de que el sistema sepa cuál dedo está presentando el elector, razón por la cual se les pide a los miembros de mesa y testigos que estén pendientes de las instrucciones que el operador debe dar al elector siguiendo las indicaciones que aparecen en la pantalla del SAI. A pesar de que el sistema SAI sea usado correctamente, está sujeto que falle con un alto número de electores (cercano al 10%) de manera permanente (la edad y algunos trabajos manuales arruinan las huellas).  Es por esto por lo que, sumado a la falta de huellas,  el CNE tuvo que reducir las exigencias y permitir que todo elector vote sin estar firmando planillas, como se anunció originalmente, coincida o no la huella, o no tenga huella almacenada en la máquina, o no pueda presentarla por no tenerla.

Si comparamos con el sistema manual o el electrónico sin captahuellas, los cuales permiten votar a cualquier elector, legítimo o no de la mesa, no podemos saltar de inmediato a conclusiones que el sistema con cuaderno electrónico y captahuellas incorporado sea más fraudulento porque permita votar a los mismos electores en las mismas condiciones que los otros sistemas. En todo caso podemos señalar al CNE de no ser sincero al decir inicialmente que el sistema aseguraba un-elector-un-voto y luego no aclarar el tema, como tampoco aclaró de manera creíble que el sistema sí respetaba el secreto del voto. Pero el nuevo sistema con SAI sí nos ofrece algo adicional: registra las huellas de todos los electores que efectivamente sufragaron, en forma legítima o no. El adecuado procesamiento y divulgación de esta  información es esencial para  poder detectar, con evidencia en mano, posibles fraudes electorales, de forma contundente.

Como conclusión, podemos asegurar que el sistema electrónico del CNE con cuaderno electrónico y captahuellas incorporada, SAI, tal como se ha usado en las elecciones del 7O,  16D y 14A, no impide que una persona, electora o no de una mesa, vote más de una vez en la misma o diferentes mesas, usando varias huellas de dedos diferentes de las manos. El sistema tiene características que impide que una sola persona pueda meter todos los votos de la mesa. Para meter todos los votos de la mesa se requiere complicidad de otras personas, electoras o no de la mesa, que coloquen sus huellas. En todo caso, y tal como se ya se ha mencionado, todas las incidencias y huellas utilizadas quedan grabadas y pueden ser utilizadas posteriormente para determinar delitos electorales y, en consecuencia, la legitimidad de una elección. Las incidencias producidas durante la autenticación de cada elector (Coincide, No Coincide, Sin Huellas Almacenadas, Sin Miembros Superiores) son transmitidas al CNE al momento de transmitir el acta de escrutinio, por lo que están disponibles para ser usadas en las auditorías posteriores, pero el CNE no ha permitido que esa información se use por los partidos de oposición. En sustitución el CNE ha ofrecido las incidencias agregadas por Municipio pero esto es inaceptable pues las incidencias empiezan a ser de utilidad si se entregan agregadas máximo por mesa. Por otro lado, las huellas con las que elector votó deben ser extraídas de las máquinas de votación una vez se haga el repliegue de las mismas. Un análisis de duplicidad de huellas puede tomar dos o más semanas de tiempo a una computadora bastante poderosa y la participación de dactiloscopistas y, en consecuencia, el CNE ha usado la excusa de este largo tiempo para no entregarlas nunca. El lector puede sacar sus propias conclusiones.